El amor es algo destinado para los fuertes no para los débiles. Nietzsche ve el amor, especialmente el romántico, como una manifestación de la voluntad de poder. Es decadente pues no ha pasado por el crisol de la sublimación.
Para él, las relaciones amorosas en general implican dinámicas de poder y dominación. El amor no es una entrega desinteresada, solo los inocentes creen eso, sino más bien un intento de influir, poseer o incluso dominar al ser amado.
Esta perspectiva la delinea perfectamente en sus obras "Más allá del bien y del mal" y "La genealogía de la moral." ¿Qué busca, qué quiere, el que dice amar? Los que se ocultan lo que quieren son los seres más peligrosos.
El amor es autoafirmación o no es amor. Para Nietzsche, el amor verdadero es una forma de autoafirmación y no de auto-sacrificio. Por eso desprecia profundamente la idea del amor cristiano, que se caracteriza por predicar la abnegación y el sacrificio personal por el otro.
En cambio, Nietzsche promueve un amor que surge de la abundancia y la plenitud del ser propio. Sólo lo que se desprende de la sobreabundancia es fino, oloroso, excelente y saludable. El amor, en su forma más alta, debe ser una expresión de la vitalidad y la creatividad del individuo.
Una de las notas constitutivas del amor es la creación. Nietzsche lo considera como una fuerza creativa. En "Así habló Zaratustra," su personaje principal, Zaratustra, habla de un amor que crea y engendra, un amor que impulsa a los individuos a superar sus propias limitaciones y a alcanzar nuevas alturas.
Este amor no está dirigido simplemente hacia otra persona, sino hacia la vida misma y el proceso de auto-superación. El que ama la vida se ama a sí mismo, al otro y a la naturaleza.
Sólo los valientes logran amar. Nietzsche reconoce que el amor por regla general trae consigo sufrimiento y dolor. Zaratustra amó y sufrió, pero fue valiente y no se dejó seducir por la decadencia de la compasión. Vio esto como una parte integral de la vida y del crecimiento personal.
El sufrimiento en el amor puede ser una forma de experimentar y valorar la intensidad de la vida. En "El nacimiento de la tragedia," Nietzsche sugiere que el dolor y el éxtasis están estrechamente relacionados, y que el amor, con su capacidad de causar ambos, es una experiencia profundamente enriquecedora. Querer amar sin experimentar sufrimiento es un idealismo ramplón.
El amor de los fuertes es expansivo y el de los débiles es represivo. Nietzsche critica el amor que nace del resentimiento o de la debilidad. En su opinión, muchas formas de amor están contaminadas por sentimientos de venganza, envidia o inferioridad.
Por eso los débiles exaltan tanto la compasión y no la excelencia. Para Nietzsche, el amor genuino debe estar libre de estas emociones negativas y represivas y basarse en la fuerza y la grandeza del espíritu.

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